A los 4 años: "¡Mi mamá puede
hacer cualquier cosa!"
A los 8 años: "¡Mi mamá sabe mucho! ¡Muchísimo!"
A los 12 años: "Mi mamá realmente no lo sabe todo..."
A los 14 años: "Naturalmente, mi madre no tiene ni idea sobre esto"
A los 16 años: "¿Mi madre?
¡Pero qué sabrá ella!"
A los 18 años: "¿Esa vieja?
¡Pero si se crió con los dinosaurios!"
A los 25 años: "Bueno, puede que mamá sepa algo del tema..."
A los 35 años: "Antes de
decidir, me gustaría saber la opinión de mamá"
A los 45 años: "Seguro que
mi madre me puede orientar"
A los 55 años: "¿Qué
hubiera hecho mi madre en mi lugar?"
A los 65 años: "¡Ojalá pudiera hablar de esto con mi
mamá!"
Hoy quiero darte las gracias por
todas aquellas pequeñas cosas que hiciste por mí a lo largo de tu vida...
Gracias... por haberme admitido en
tu cuerpo durante 9 meses, por haber compartido conmigo tu espacio, tu aire y
tu mundo y por haber soportado valientemente todo el dolor que en su momento
implicó para ti darme la vida.
Gracias... por tu tiempo y
atenciones mientras fui un bebé indefenso, por tus miles de cuidados, por
alimentarme pacientemente cada día.
Gracias... porque a medida que fui
creciendo siempre estuviste a mi lado, aun cuando yo no deseaba que estuvieras
ahí, por tu útil consejo en los momentos difíciles y por todas las veces que
callaste para que yo aprendiera con tu silencio.
Gracias... por enseñarme el amor a
la lectura, porque gracias a eso crezco día a día, gracias por tu enorme fe en
Dios, por inculcarla en mí desde pequeña, y porque siempre actuaste
congruentemente con esa fe, aun en los momentos más difíciles de tu vida.
Gracias... por enseñarme a dar, a
compartir, sin importar si la otra persona merecía recibir o no, porque con tu
ejemplo aprendí a cuidar de los demás y a procurarles siempre lo mejor. Gracias
también por enseñarme a escuchar, a veces eso ayuda más que todo el oro del
mundo.
Gracias... por darme tu mano cuando
lo necesité, por estar siempre cerca y aun así permitir que tomara mis propias
decisiones, mis propios riesgos.
Gracias... por dejarme decidir, por
respetar mis decisiones, por estar ahí cuando tuve descalabros.
Gracias... porque hoy, aunque
ausente, tu recuerdo me acompaña, me guía, y me da fuerzas en los momentos difíciles.
Gracias... por ser mi madre, eres es
el ser más maravilloso que he conocido, no tengo palabras para agradecerle a
Dios el que me haya permitido ser tu hija y todo el tiempo que nos permitió
estar juntas.
Demostrémosle a nuestra madre lo importante que es para
nosotros, lo mucho que la amamos y queremos..!!! Hagámoslo ahora que la
tenemos, y no cuando ya no esté a nuestro lado. Nadie sabe lo que tiene hasta
que lo pierde!
TE AMO MAMA...!!!!